"HISTORIAS DE LA SESTA": GUGLIELMO OBERDAN.

La columna de Mauricio Riffo

Quienes visitan virtualmente nuestra “Galería de Carros” y aquellos que han recorrido la galería expuesta en la Sala de Máquinas “José Cánepa”; así como quienes han hojeado el voluminoso álbum fotográfico que se conserva en el Salón de Honor de la Sesta, se encontrarán con el hecho que dos de nuestras máquinas (entre ellas la Autopompa Lancia Tamini) han sido bautizadas con el nombre de Guglielmo Oberdan y que por muchos años conservamos en el antiguo cuartel (aquel diseñado por Ettore Pretti y decorado por Maurizio Schiavon y que fuera demolido tras el terremoto de 1971) un busto consagrado al mismo personaje.

Ahora bien: ¿Quién fue Guglielmo Oberdan? Espero, con esta monografía, dos cosas: La primera, dar una breve relación de la vida de Oberdan y, segundo, hacer justicia y rescatar desde “la noche del olvido” la figura de un rebelde que simbolizó los anhelos de muchos italianos atormentados por la dureza de la opresión del imperio Austro-Húngaro, en medio de la lucha por la Unificación Italiana.

Biografía.

Wilhelm Oberdank (Guillermo Oberdan) era hijo ilegítimo de Josefa María Oberdank, una eslovena de Gorizia y del soldado véneto Valentino Falcier, enrolado en el ejército austro-húngaro. Cuando Falcier abandonó a J.M. Oberdan, ella se casó con otro hombre, que no reconoce a Wilhelm, quien mantendrá el apellido de la madre. En su juventud italianizó su propio nombre y apellido en Gugliemo Oberdan para revindicar su italianidad.

Gugliemo Oberdan vive sus primeros años en una ciudad marcada por los contrastes entre los fieles a Austria y los irredentistas. Se distingue en la actividad estudiantil y en 1877, gracias a una bolsa de estudio del Comune Di Trieste, puede inscribirse en el Politécnico de Viena. El año siguiente, habiendo Austria proclamado la movilización para ocupar militarmente (lo que hoy es) Bosnia-Herzegovina, según acuerdo del histórico Congreso de Berlín, recibe su llamado a las armas y debe dejar sus estudios.



Para no combatir a las órdenes de los austríacos, decide desertar y, ayudado por las organizaciones patrióticas italianas, abandonó Viena para viajar a Roma, donde se inscribe en la universidad, para completar sus estudios de ingeniería. En su último año de carrera debe abandonar los estudios, dado que algunas de sus opiniones provocan la revocación del subsidio que le asignaba el Estado Italiano.

Tras la muerte de Guiseppe Garibaldi (en 1882), Oberdan comienza a organizar un atentado en contra del emperador austríaco Francisco José – con apoyo de otros irredentistas, entre ellos el istriano Donato Ragosa, con quien Oberdan siempre se mantuvo en contacto – aprovechando la visita del monarca a la ciudad de Trieste, en el marco de la conmemoración de los 500 años de subyugación de esta ciudad a Austria. Antes que se lleve a cabo el atentado, Oberdan es arrestado en Ronchi, tras el descubrimiento de su ingreso clandestino a territorio austríaco. Es condenado a muerte por la justicia austríaca, imputado y condenado por los cargos de “deserción y conspiración”, tras confesar su intención de asesinar al emperador austríaco. Fue ejecutado en la horca en Trieste el 20 de diciembre de 1882.

Italia lo consideró un mártir del irredentismo y se erige en su memoria un mausoleo que se ubica al lado del palacio del Consejo Regional del Friuli-Venezia Giulia, en el mismo lugar que – en la época de su muerte – se encontraba el cuartel donde fue ahorcado. También se bautiza con su nombre un liceo científico. Este gesto de reconocimiento se replica en numerosas plazas y centros educacionales, desde el fin del proceso de unificación italiana hasta el día de hoy.

Oberdan también es recordado en “La canzone del Piave”, junto con Nazario Sauro y Cesare Battisti, estos últimos, nacidos en territorio dominado por el imperio Austro-Húngaro; pero que lucharon bajo el tricolor italiano, en contra de Austria-Hungría en la Grande Guerra (Primera Guerra Mundial) y que tras ser hecho prisioneros, fueron condenados por “Traición a la patria”… a una patria que no era la suya.

Enviado por: Mauricio Riffo
Colabora en la traducción del italiano la Sra. Silvia Rosso Ratto.

Visita: www.sesta.cl