lunes, 12 de julio de 2010

EL BICENTENARIO DE LOS INMIGRANTES.


Un pedacito de tierras lejanas está inserto en el alma de nuestra región. Los colonos que se asentaron trajeron formas de ser y pensar que se mimetiza-ron y amalgama-ron con el porteño. De esa "rara" mezcla, que hoy marca la impronta de nuestro ciudadano, nos hablan sus directos descendientes.

"Vamos a recordar, reconocer y agradecer el aporte de las colonias, de los inmigrantes que también le dieron parte y forma al alma de nuestro país, a través de crear el Paseo de las Colonias, que va a estar en el Cerro Concepción de Valparaíso", anunció el Presidente de la República Sebastián Piñera como uno de los acontecimientos emblemáticos en la celebración del Bicentenario, noticia que es recogida por quienes tienen ancestros extranjeros con beneplácito. Sí, porque ellos tienen su alma un tanto escindida entre la patria oriunda de sus padres, abuelos y bisabuelos, y la suya propia. Por eso es que se dice que el porteño tiene un carisma especial. Entre picardía y reserva, al mismo tiempo. Entre conciencia por lo intangible del Puerto y desentendimiento por las cosas materiales. Eso y otras cosas lo han hecho ser parte importante de lo que hoy conocemos como el paisaje de Valparaíso. Ese Valparaíso que se prepara para celebrar el Bicentenario, que es el mismo que no sólo está compuesto por la mezcla de arquitecturas coloniales, casas multicolores y plazas rellenas de gente, sino que la misma esencia del que cada día baja los cerros rumbo a la "calle de los bancos", del que llega tempranísimo al muelle Prat para buscar turistas curiosos o del que desde Playa Ancha baja a El Membrillo para encontrarse con el mar y su ofrenda.

Esa identidad de un Valparaíso antiguo, para algunos viejo, fue construida no sólo por los chilenos residentes en la ciudad, sino también por aquellos viajeros que hace más de 100 años arribaron al principal puerto de Chile y capital financiera del país, para quedarse, hacer familia y hacer historia en lo físico pero también en lo inmaterial.

Es a partir de estos inmigrantes de donde surgen las diferentes colonias que hasta estos días permanecen vigentes en la zona. Algunas de ellas, las más enraizadas, alemanes, árabes, ingleses, italianos y franceses, marcaron la personalidad del porteño y de los chilenos que este año celebran los 200 años de independencia.

"Somos los británicos de Sudamérica"

Ian Hardy, cónsul británico en Valparaíso, narra el aporte de la colonia inglesa en Valparaíso:

"Siempre se ha dicho que el porteño es muy distinto al resto de los ciudadanos de Chile. Yo creo que en parte eso se debe a la influencia no sólo de una colonia o de emigrantes, sino a todos los emigrantes que llegaron a Valparaíso, me refiero a las grandes colonias como Alemania, España, Italia, Gran Bretaña que llegaron acá hace más de 100 años y que han dejado un 'algo' que diferencia al porteño del resto de los chilenos. Creo que las influencias se van marcando en tradiciones, en costumbres y yo diría que todos estaríamos de acuerdo en que el porteño es especial. Recibe cariñosamente a las visitas, sufrimos terremotos acá, temporales, grandes incendios y el porteño se recupera, sale de esto, tiene un espíritu emprendedor y yo creo que eso nace de la influencia que ha tenido por generaciones de emigrantes que han llegado.

Podría decirse que la flema del porteño es parecida a la flema británica. Los británicos dejaron su huella en esta ciudad. Tenemos grandes desastres naturales en la zona, terremotos, incendios, temporales y uno ve como el porteño sale de esto y se podría comparar con lo que tanto en Gran Bretaña como otros países europeos, ha pasado.

Una de las grandes influencias es en el área de educación también. Si uno ve el sistema británico, que se basa mucho en el fair play, el principio de corrección, de honestidad, de caballerosidad, se nota. Eso se ve mucho en el deporte y los colegios en Gran Bretaña hacen un gran énfasis en la educación a través del deporte y si uno ve cómo se ha incorporado el deporte en la educación chilena demuestra que da muy buenos resultados.

Otro aspecto a destacar es que siempre se ha dicho que el chileno es el británico de Sudamérica y quizás es porque tenemos un sentido de humor especial… somos muy reservados los chilenos, somos muy conservadores, creo que ésa es la palabra y si uno mira a Sudamérica, quizás sí, quizás somos los británicos de Sudamérica. Los chilenos somos más reservados. Amí siempre me lo han comentado, incluso gente que viene de afuera dice que Chile es distinto, no es como el resto de los países, entonces ahí yo contesto 'sí, es que somos los británicos de Sudamérica' y yo diría que nace acá en el Puerto porque piensa en la cantidad de inmigrantes que hubo acá hace 100 años".

"Los franceses somos demasiado abiertos"

Jorge Garín, historiador, descendiente francés y representante del Consulado de Francia en Valparaíso:

"El porteño tipo es gente benévola, hospitalaria, esforzada y posee una cultura tradicional y el francés tipo ha sido muy trabajador y activo en la sociedad y población porteña. Su cultura es excepcional y su trato es fino y prudente aunque su meta es integrarse siempre más en la comunidad porteña a través de sus organizaciones más significativas.

Los franceses, por su parte, han llegado en varias etapas históricas y gracias a su notoria sociabilidad lograron rápidamente integrarse. Ya podemos apreciar que pronto sus hijos tenían un corazón donde palpitaba fervor hacia esta tierra generosa que había abierto sus puertas a sus progenitores.

Ambos son creativos intelectuales y científicos, gustan de todas las expresiones artísticas. Son tesoneros en sus profesiones y fuentes laborales, se cultivan en bibliotecas, archivo y museos. Son finos en el trato y alegres en cualquier suerte de sociabilidad ya que los variados enfoques profesionales, gustos decorativos, estilos lúdicos o bailables para divertirse son aceptados para diversos en conjunto. Nunca falta el maestro de ceremonia que alegra hasta lo imaginable un festejo común o extraordinario.

En definitiva, lo que representa al francés en la personalidad del porteño es una integración de trabajo y amistad. El francés es muy culto, tiene una educación que le permite llegar a irradiar a las otras personas y el porteño es muy receptivo. Ambos tenemos cultura y ¿por qué tiene esa misma cultura el porteño? porque ha recibido la influencia positiva de los extranjeros. Los franceses somos demasiado abiertos, transparentes y el porteño también, personalidad que la logró a través de los actos públicos, ceremonias, actos artísticos de los franceses, entonces se homologaron. Damos confianza al porteño, mucha alegría, somos expresivos. En realidad somos muy parecidos, alegres, abiertos. Por eso el francés es muy querido por los porteños".

"Nos preocupamos de preservar lo antiguo"

Rosa Minetti, cónsul de Italia en Valparaíso:

"Algo que caracterizó a los italianos que llegaron es que se integraron rápidamente. Mi padre era italiano y mi madre chilena, hay otros que llegaban casados de Italia y en este minuto uno ve mucha gente que tiene mezclas… eso ha ido produciendo una integración que es muy buena entre inmigrantes y chilenos y un traspaso de costumbres.

En el caso de la comunidad italiana yo creo que ha sido bastante importante. Basta ver todas las pizzerías que hay. Siempre se dice que el chileno come mucho fideo y ¿quién le enseñó a comer fideos? Nosotros… las pastas, las famosas pastas, uno ve la cantidad de restoranes italianos que hay. Es como una comida normal, está incorporada, porque hay cosas que por ejemplo, son ricas como la comida china, pero yo en mi casa no cocino comida china, salvo las verduras salteadas con salsa de soya, pero no es algo habitual como las pastas.

Por ejemplo, lo que se comía en mi casa era la comida italiana, pero a mi papá le encantaba el pastel de choclo y para su cumpleaños había que hacerle pastel de choclo. Para el 18 de septiembre toda la vida yo vi en mi casa empanadas… Hay todo un intercambio cultural.

Es que igual es una cultura latina y siempre en un país donde la culturización haya sido hecha por los españoles o portugueses, va a haber un trasfondo, una raíz italiana.

Por otro lado, esta ciudad ha tomado su rumbo patrimonial. Yo creo que puede haber algo de lo que en Europa es tan común de preservar lo antiguo. Uno acá habla de lo viejo, allá de lo antiguo, aunque en Valparaíso se ha mantenido la cultura de preservar lo antiguo porque de alguna forma, por la presencia de gente europea y en especial de Italia, se mantuvo la mentalidad de preservar lo antiguo. Y gracias a Dios se mantuvo, porque si hubiese venido el instinto modernista no habríamos tenido nada. Tenemos mucho que aprender todavía".

"Los esforzados emigrantes árabes"

Carlos Cosma, representante de la colonia árabe:

"La inmigración de los árabes a Chile empezó a fines del siglo XIX y se intensificó a principios del siglo XX. Lo árabes que llegaron a nuestro país venían de Siria Líbano y Palestina, que en esa época formaban parte del otrora poderoso Imperio Otomano, ya en franca decadencia. En su mayoría, casi en su totalidad, salvo los libaneses católicos maronitas, eran cristianos ortodoxos, rama del cristianismo muy parecida al catolicismo.

Abandonaron sus conflictivas tierras por razones religiosas, económicas y políticas y llegaron a América y a Chile en busca de nuevos horizontes, más tranquilos y promisorios. No venían a buscar fortuna, sino a quedarse y formar una familia para asentarse definitivamente en estas tierras. Eran gente trabajadora, esforzada, ansiosa de crear un futuro para ellos y sus descendientes. Los primeros árabes en Chile, por falta de especialización, se dedicaron al comercio, donde prosperaron logrando lo que buscaban: bienestar para sus familias. Su gran aporte fue la creación de una potente industria textil, la que unida a sus variadas empresas y negocios dio trabajo a miles de personas.

El aporte de la colectividad árabe, que ya lleva varias generaciones en Chile, ha sido muy significativo. Hoy somos más de 400 mil los descendientes de los árabes que están a lo largo del país.

Si los primeros emigrantes se dedicaron al comercio, ahora sus descendientes son profesionales y se desempeñan en todas las áreas de la ciencia: la educación, la medicina, las leyes, la política, la industria, el comercio las finanzas, las artes y el deporte. Los esforzados emigrantes árabes, sirios palestinos, libaneses, jordanos se adaptaron a su nueva patria, le tomaron cariño y se sintieron chilenos.
Sus descendientes, inspirados en sus antepasados, han hecho un importante aporte al desarrollo y progreso de Chile".

"Valparaíso: patria alemana en América"

Jan Karlsruher, presidente del directorio del Club Alemán de Valparaíso:

"La primera llegada de inmigrantes alemanes se remonta a partir de 1811, gracias a la política de apertura del comercio entre Chile y las potencias extranjeras. Este momento histórico calzaba con la época de la Confederación Alemana, cuando la unificación política de sus territorios todavía era muy lejana. Viendo una oportunidad para iniciar una nueva vida, el entusiasmo de los germanos por migrar a estas tierras fue inmediato.

Llegaron numerosos hombres de ciencias, profesores, ingenieros, empresarios y comerciantes. Ya en 1822 se había fundado en Valparaíso la primera casa comercial de origen teutón: Schutte, Post & Co, lo que marca el inicio de la influencia y estabilidad formal germana en la ciudad puerto. Luego vendrían empresas productoras como la cervecería Plagemann y Co., la confitería Federico Hucke, las imprentas Germania y Stahr & Mex, Universo, entre muchas otras.

Rápidamente, la colonia se había provisto de un espacio propio dentro de la ciudad. Muchos se ubicaron junto a los ingleses en los cerros Alegre y Concepción, donde construyeron sus barrios y reprodujeron a menor escala la vida que conocieron en su tierra natal. Se esmeraron en mantener las costumbres y la lengua, pero respetando siempre la cultura que los había acogido.

Los alemanes inmigrantes y sus familias hicieron de Valparaíso su patria en América. Construyeron iglesias, hospitales, colegios y un sinfín de instituciones que heredaría la ciudad, muchas de las cuales aún existen y se mantienen activas. Un ejemplo es el Club Alemán de Valparaíso, fundado en 1838 en una modesta casa situada en la plazuela de La Matriz por un grupo de 27 alemanes, y en cuyo ambiente, junto con recordar a la patria ausente, se hizo el compromiso solemne de contribuir al engrandecimiento de su segunda patria.

El Club Alemán de Valparaíso constituye un tradicional centro cultural y social que se ha mantenido ininterrumpidamente activo y vigente durante sus 172 años de existencia en nuestra ciudad, abriéndose ampliamente a la comunidad porteña. De esta forma, los alemanes han contribuido activamente en el desarrollo del comercio, la cultura, la educación, la salud, y en un sinnúmero de otros ámbitos sociales y económicos de nuestra ciudad y nuestro país, demostrando siempre un gran esfuerzo y una constancia en sus actividades. Gracias a este espíritu de trabajo y empuje, muchas empresas e instituciones formadas por inmigrantes y sus descendientes han podido permanecer en el tiempo, crecer y tener un destacado prestigio nacional e internacional".

Pamela Boltei
Fernanda García
El Mercurio de Valparaíso, 11 de Julio 2010.

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