martes, 22 de marzo de 2011

NICOLA GIACOMINO, RIPOSA IN PACE.

En homenaje a Nicolino, su imagen estará presente para siempre en los corazones de los vecinos de los Cerros Concepción y Alegre y de cuanto turista tuvo la ocasión de conocerlo.
Les dejamos esta nota escrita por Jan Puerta el año 2009.

Nicola, nació en el sur de Italia. Creció al ritmo de la tarantela, entre panderetas y castañuelas. Una música bailable para que los jóvenes, y no tan jóvenes enamorados danzaran y cantaran sus amoríos. Vivió poco en Italia, ya que a los 13 años por indicación expresa de su abuelo salió de su pueblo natal a recorrer el mundo en persona…
Su abuelo, cariñosamente lo llamaba Nicolino…
.- Nicolino, escucha con atención…
Y este consejo que vino a continuación, a pesar de su corta edad, fue el revulsivo que hizo de su vida una pasión y de esta, una vocación…
.- ¡Tienes que viajar! Sal de aquí. Viaja por el mundo. ¡Recorre Europa! ¡América! ¡Viaja Nicolino!
El abuelo le ponía énfasis a todas sus palabras. Pero en esta ocasión le habló casi susurrando…
.- Y cuando regreses, aunque no sepas casi nada… podrás saber cosas de todo del mundo. Así tus viejos profesores que tanto dicen saber sin haberse movido nunca del pueblo tendrán que escucharte lo que les cuentes. Y sabes ¿porque tendrán que escucharte?
.- ¿Porque abuelo?
.- Por que tu habrás estado en sitios, lugares, rincones… habrás conocido personajes y habrás vivido lo que ellos… ¡solo han leído en libros!
Nicolino, tiene unos pequeños ojos vivarachos. Se le iluminan constantemente. Hace una pequeña pausa y adivino una lagrima que disimula rápidamente al pensar en su abuelo. Y sin pensárselo dos veces, empieza a cantarme una tarantela con su voz desgarrada por sus casi noventa años.
.- Mi abuelo era analfabeto. No sabía leer ni escribir. Ay mi abuelo… la de cosas que sabía de la vida.
Le gustan los proverbios orientales y me recita entre medio de nuestra conversación algunos de ellos sobre la superación de la persona. Me habla de sus inicios en chile, de sus primeros trabajos y del cómo esa sangre comerciante, que corre por sus venas… y las casualidades que tiene la vida, a pesar de que estas no existan como tales, le hicieron empezar a vender los desechos del algodón que nadie quería, para terminar teniendo uno de los mejores establecimientos de sastrería en esta vieja ciudad porteña que tan bien lo acogió.
Me cuenta su historia con mucha calma. Con sonrisas intermedias donde me demuestra su picardía y la habilidad que tenía en una época donde todo era difícil. El primer traje que hizo para un compatriota suyo. Habla y habla y las horas pasan sin darnos cuenta.
Dos veces nos hemos encontrado y en las dos ocasiones, su vida me ha parecido una historia tan fascinante que me sabe a poco lo contado. Así que espero poder seguir sentándome a su lado, cerrar los ojos y dejarme trasportar al ritmo de una alegre tarantela hasta donde mi imaginación me permita llegar. Cualquier día de estos, antes de finalizar este año, seguiremos hablando de Nicola.

Esta primera parte, es un adelanto de las vivencias de un emigrante del sur de Italia. Salió con 13 años y regreso a Italia, de viaje después de más de cincuenta. Sus viejos profesores nunca salieron del pueblo. 

1 comentario:

Amílcar Forno dijo...

Nicolai Giacomino...la persona más importante dulce y cercana en mi periplo por cerro alegre y concepción..
Nos reuníamos a conversar ...sentir el viento y a observar a las personas pasar ..por horas frente a los14 asientos que para entonces no superaban los 6.
Reíamos y nos contábamos hazañas de viajes mientras lo acompañaba en su ritual diario de compartir unas migas a las palomas.
Siempre alegre espontáneo y pese a sus años vivaz..la sangre italiana nos reunía en torno a lo cultural y social..mi admiración más profunda a quien sin serlo fué lo más cercano a mi familia en Valparaíso.
Un abrazo sentido y amado al cielo...mi querido y admirado Nonno Giacomino.
Amílcar Forno